En el Diario Perfil del domingo 7, Antonio Cafiero escribe una columna titulada "El Autolesionismo en los tiempos del Bicentenario", denostando a los argentinos que siempre elogian lo que sucede afuera y critican los procesos internos del país. De lo último que he leído, nada me ha irritado tanto como esta columna.
Comencemos por el autor, un señor mayor que ha participado directa o indirectamente en los últimos 65 años de historia política argentina, y en todo, ha fracasado. Fracasó como ministro de Perón, porque durante su segundo gobierno los problemas económicos ya eran graves (inflación, reservas, deuda, etc) y se había acabado la "fiesta peronista". Fracasó nuevamente como ministro durante el des-gobierno de Isabel Perón y hasta fue coautor de un decreto históricamente discutible y hasta argumento de defensa de la dictadura militar. Fracasó como gobernador de la provincia de Bs As y fracasó en las internas frente a Menem en 1988. Siempre usó un envidiable traje de amianto, dado que nunca criticó ni un ápice de los gobiernos de Menem, Duhalde o los K.
No digo que el fracasado no tenga derecho a opinar, pero me enerva que no tenga el menor atisbo de autocrítica. Soy un convencido que la edad es un mecanismo de inimputabilidad formidable, que incluso hace de Cafiero "un viejito piola" un "político querido por todos" etc.
Si bien todo el texto lo es, dos párrafos disparan mi enojo (mezclado con un poco de risa):
Dice, "tal vez esta propensión escatológica a ver el paraíso en otros países se deba más bien a que se niegan a reivindicar públicamente alguna etapa de nuestro pasado político inmediato: según parece a ningún antiperonista le conviene hablar de los últimos 34 años" Como soy antiperonista, en primer lugar, me resulta importante ver que Cafiero hace una división caprichosa y hasta graciosa de 34 años (ni 30, ni 40). Para Cafiero y el peronismo, todo empieza en 1976, cuando en realidad todo se agrava: el periodo 1973-1976 es un agujero negro, no sucedió nada, y si sucedió, no fue peronista, cuando en realidad lo que se incubó fue el huevo de la serpiente, del drama y horror que se vivió luego. Esta negación histórica (casi necia) del peronismo lo hace más imperdonable en Cafiero, gran protagonista de esos años, e incluso de su propio líder, que no era ni sabio ni inteligente (cualquier líder sabio sabe que si está enfermo, viejo o es un títere de oscuros intereses y no puede gobernar, no debe gobernar). Posiblemente, muchos antiperonistas en los últimos 34 años deban callar tanto por derecha (los que apoyaron la dictadura) como por el centro (los desencantos del gobierno de Alfonsín y De la Rua). ¿Pero el peronismo estuvo ausente en estas tres décadas? En fin, si tenemos que callar antiperonistas y peronistas, entonces su teoría de autolesionismo nacional, cae por su propio peso.
Otro párrafo expresa: "En mayo de 1910 la Argenitna celebró con pompa inédita su ´centenario´. Se inauguraron edificios y plazas, se realizaron desfiles y actos....Mientras, millones de argentinos permanecían en una miseria atroz, las enfermedades endémicas asolaban a los habitantes de las provincias del norte y la violencia y la represión salvaje se extendía por las ciudades. Pero los dirigentes políticos conservadores de aquella época igual se consideraban el fraude electoral a la luz del día y violaban los más elementales derechos políticos de la oposición". ¿Perdón don Antonio, pero fue un error de texto o Ud. está hablando de 2010 también? ¿Hace mucho que no viaja al interior (incluso el interior de su provincia)?¿O será también que yo hago uso del autolesionismo?
Abrazos Varios
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debatamos